NOSOTROS
El Club de Yates de Acapulco, nace en los años cuarenta, cuando un grupo de personas oriundas y amantes de Acapulco, se juntaban para desarrollar actividades relacionadas al yatismo, utilizando una playa colindante, dónde ahora es el Condominio Los Cocos. Este grupo se autonombraba, “Club Náutico”. El grupo, liderado por Lew Riley, quien se encargaba de organizar regatas cada semana. Pasando el tiempo y al aumentar el número de Socios del Club, Lew Riley propuso que se cambiaran a su actual ubicación, para lo que adquirieron una superficie de 1,000 metros cuadrados en la Bahía de Santa Lucía.
En 1955 se inició la construcción del muelle central, la primera piedra fue colocada por Dolores del Río, pareja y más tarde esposa de Lewis Riley. Al frente del proyecto estaba Mario Pani y su colega indiscutible, Salvador Ortega. Las oficinas administrativas, zonas de recreo y otras instalaciones pensadas para encuentros sociales debían darse en el mismo edificio, por lo que hubo que crear un complejo armonioso con múltiples inmuebles para atender las necesidades de los socios.
El vínculo entre los diferentes edificios fue el resultado de un meticuloso diseño de paisaje que fusiona la narrativa arquitectónica y los exteriores como una traza holística, derivando en una zona náutica moderna, que no menosprecia la tradición de su entorno El 19 de diciembre de 1955 se inaugura formalmente el Club y para 1956 estaba listo para recibir a la Regata de San Diego. En 1967, cuando se decidió que el Club de Yates sería sede de las Olimpiadas del 68, el Gobierno Federal y la Secretaría de Marina iniciaron los proyectos de ampliación y se comenzaron a rellenar todos los terrenos.
De un sólo muelle, se pasó a un malecón de más de 600 metros. Esas obras le dieron capacidad al Club para 300 a 400 yates. Gracias a las Olimpiadas, también se amplió la zona del restaurante, se construyó la alberca grande y muchas de las casas edificadas alrededor quedaron dentro del terreno del Club de Yates. Sin duda, las Olimpiadas fueron un evento sin precedente no sólo para el Club sino para el Puerto de Acapulco e inyectaron a este vigor y fuerza; por lo cual, Después de coronarse como sede olímpica, y ya con nuevas y más grandes instalaciones; el Club de Yates adquirió relevancia internacional, misma que ostenta hasta nuestros días, llegando a ser considerado como un oasis en el Pacífico Mexicano.